sábado, 12 de mayo de 2012

Reflexión

Sed santos y respetad al prójimo.


Amemos y seremos amados de Dios y de los hombres.


Nuestra vida no puede ser digna y noble si, amando a Dios, no se desarrolla en perfecta armonía, respeto y dedicación a quienes comparten la existencia con nosotros. El "amor al otro" es un sentimiento y un precepto compartido en todas las religiones y actitudes humanas nobles; brota en las mismas raíces que sustentan noblemente a toda persona en su existencia y quehacer diario.

El mandamiento de "amar al otro", nos dijo Jesús, es semejante al del "amor a Dios". El uno no se da sin el otro, y quien ama Dios y al "otro", obra el modo de Dios.

Sublime ideal: aspirar a vivir al modo de Dios. ¿Qué pueden significar estas palabras en nuestra jornada diaria, pie a tierra?

Significan sencillamente que hemos de observar una conducta interior y exterior en la que el corazón del hombre se asemeje al nobilísimo corazón de Dios que es dador de vida, fuente de bondad, río de amor misericordioso, providencia de los débiles, hogar de los afligidos, espíritu de justicia ...

Tratando de plasmar ese ideal de vida en acciones saludables del fluir de nuestra jornada diaria, mirémonos en el espejo de los mandamientos de amor, justicia y verdad, tal que Dios los inspiró en el libro del LEVÍTICO, y, animados o confundidos por ellos, actuemos en fidelidad :

Libro del Levítico: Sed santos

• Respetad a vuestros padres, no los abandonéis.

• Guardad mis sábados..., y dad gracias y hablad con Dios

• No acudáis a ídolos ni os hagáis dioses de fundición..., pues Dios es uno y es vuestro Padre.

• Cuando ofrezcáis al Señor sacrificios de comunión, hacedlo de forma que os sean aceptados..., porque los hacéis de corazón.

• Cuando seguéis la mies de vuestras tierras, no desorilléis el campo, ni espiguéis después de segar; compartid lo que quede con los más necesitados.

• Cuando vendimieis, no rebusquéis las uvas olvidadas ni recojáis las caídas. Dejádselas al pobre y al forastero....

• No robéis, ni defraudéis, ni engañéis a ninguno de vuestro pueblo..., pues la justicia es un deber que se ha de cumplir.

• No explotéis a vuestro prójimo ni lo expropieis, tratadlo como a persona que merece todo vuestro respeto.

• No dormirá con vosotros (contigo) hasta el día siguiente el jornal del obrero, sino que pagaréis pronto lo que es de justicia, por haberlo ganado.

• No andéis con cuentos de aquì para allá, ni declaréis en falso contra la vida del prójimo.., pues Dios os medirá con vuestra propia medida, si no sois veraces y benévolos.

• No odieis de corazón a vuestro hermano..., pues el odio mata.

• Cuando el extranjero se establezca entre vosotros, en vuestro país, no lo oprimiréis. Será para vosotros como un nativo, y lo amaréis como a vosotros mismos, pues forasteros fuisteis en Egipto....

Yo soy el Señor, vuestro Dios, que os sacó de Egipto.

Cumplid todas mis leyes y mandatos poniéndolos por obra. Yo soy el Señor"

(Levítico 19, 1-18. 31-37)