lunes, 25 de julio de 2011

Bajo sus alas

Hace unos años, La revista "National Geographic" divulgó lo sucedido después de un incendio en el Parque Nacional Yellowstone de los Estados Unidos.

Cuando lograron extinguir el fuego los socorristas comenzaron la tarea de evaluación de los perjuicios. Cuando iban caminando por el parque encontraron una gallina quemada al pie de un árbol, en una posición sorprendente. No parecía que hubiese muerto corriendo o prendida, sencillamente estaba con sus alas cerradas alrededor del cuerpo.

En el momento que el guardabosques la sacudió suavemente con un palo, tres pequeños pollitos vivos salieron de debajo de las alas de la madre, quien sabiendo que sus hijos no podrían escapar del fuego, no los abandonó.

Tan seguros se hallaban bajo las plumas, recogidos del fuego, que ni siquiera habían salido de ahí horas después de sofocado el incendio. Estaban totalmente candorosos en el amparo de la madre, y solo al sentir el golpe consideraron que debían salir.

Cuando leí esta noticia me brotó enseguida, la frase que siempre repito: "soy feliz a la sombra de tus alas" (Salmo 63). El nos da la protección en todas las circunstancias de la vida. Cuando llegan los momentos difíciles de cualquier tipo nos llama a ponernos bajo su abrigo.

Es una experiencia que cada uno puede mantener cada día: vivir bajo la seguridad de su protección. El nos favorece para mantener la calma, la confianza, el optimismo.

Permanecer en la fe bajo las alas del Altísimo es una cuestión de experimentar la confianza filial en la providencia de Aquel que nunca nos abandona. El Salmo 27, 10 dice: "Aunque mi padre y mi madre me abandonen, tú, Señor, te harás cargo de mí. " porque aunque suceda lo peor que un ser humano pueda experimentar, el amor divino nunca lo dejará.

Se trata de poner toda la esperanza en el Señor confiando en su permanente presencia. Nunca nos abandona. De allí que siempre debemos refugiarnos en El. Allí hallamos la verdadera seguridad ahora y eternamente.

Padre Jorge Raúl Nardi