Arraigada en Vos
Por: Claudia Tomino de Block
Siempre me gustaron las plantas. Por eso cuando nos mudamos con mi esposo al departamento , decoré el balcón con varias plantas. Ellas crecieron y se fortalecieron con el tiempo, pero no dieron flores.
Con el tiempo mi mamá me regalo un malvón y el malvón crecía y crecía pero no florecía. Cansada de verlo sin flores, un día lo apoye sobre un cantero de tierra que no tenía plantas.
Un día de primavera, el malvón floreció y me regaló dos hermosas flores rojas. Me alegré mucho al verlas y las disfrutaba todos los días cuando desayunaba.
Con el nacimiento de mis hijos, pensamos en ampliarnos y buscamos con mi esposo, otra vivienda. Encontramos un ph cerca del colegio de los chicos que nos gustaba y decidimos la compra del mismo. Vendimos nuestro departamento y organizamos la mudanza.

Debido al peso del cantero no lo pudimos subir al camíon y el malvón se quedó como único habitante del departamento.
Ya en la nueva casa me di cuenta de que yo y cada uno de nosotros, hombres y mujeres de fe, tenemos que imitar al malvón y arraigarnos en Jesús que es nuestra tierra fértil, que nos permite crecer y es nuestro cantero, pues nos contiene en las situaciones difíciles de la vida. Solos no podemos dar flores, y los vientos del mal pueden herir nuestras ramas.
Me di cuenta de que solo arraigada en Jesús puedo permanecer en su Iglesia a salvo de falsas doctrinas de moda y de los avatares de la vida. ¡ Gloria a Vos Señor que sos nuestro sostén y nuestra fortaleza!