Para seguirte. Que no nos falte el deseo, el sueño, la ilusión para construir espacios de justicia, de misericordia, de encuentro.
Que no falten las fuerzas, aunque sean pocas, o los amigos para apoyar el cansancio. Que no falte la fe en Ti, Dios de misericordia. Que no falte la esperanza, ni el amor. Que si faltan, todo parece gris. Pero si están, siempre se intuyen caminos. Pon, Señor, en nuestras vidas, coraje, pasión y horizonte.
1. Que no falte el Amor
“Sois elegidos de Dios, pueblo suyo y objeto de su amor; revestíos, pues, de sentimientos de compasión, de bondad, de humildad, de mansedumbre y paciencia” (Col 3, 12)
Amor a tu manera. A los desamados. A los tristes. A buenos –los amables- y malos –los que necesitan que alguien ame y transforme sus sombras. Amor a los justos –que reflejan tu justicia- e injustos –que, equivocados, se alejan de Ti. Amor cotidiano, frágil, encarnado en las cosas pequeñas de cada día. En la familia, en los estudios, en el trabajo. Amor que a veces emociona y otras es canto tranquilo, que serena y empuja. Amor que a veces me romperá un poco. Amor que es anhelo y es fiesta, que es proyecto y es sueño. Amor que es silencio y canción. Que no nos falte amar como Tú.
¿Qué y a quién amo en este momento de mi vida?
¿Soy consciente de que Dios me quiere de una manera radical, eterna, infinita y única?
2. Que no falte el empuje
“… olvidando lo que he dejado atrás, me lanzo de lleno a la consecución de lo que está delante, y corro de lleno hacia la meta, hacia el premio al que Dios me llama desde lo alto por medio de Cristo Jesús” (Flp 3,13-14)
Para dar pasos. Para ponerme en marcha día a día. Para vivir a tu manera. Para pasar de las palabras a los hechos. Para alejarme de lo vacío. Para plantar cara a lo injusto. Para buscar, construir, actuar. Que no falte la valentía para arriesgar a veces, en nombre de aquellos por quienes nadie arriesga nada. Que no falte la capacidad de salir de los terrenos conocidos para descubrir un mundo que va mucho más allá de lo que ya conozco. Que no falte la inquietud por hacer de mi mundo cotidiano, ese de cada día, y sus rutinas, algo diferente y evangélico.
¿Qué es importante para mí entre las cosas que hago día a día?
¿Hacia dónde se encamina mi vida este año?
3. Que no falte el Espíritu
“Vosotros no habéis recibido un Espíritu que os haga esclavos, de nuevo bajo el temor, sino que habéis recigido un Espíritu que os hace hijos adoptivos y os permite clamar: “Abbá”, es decir: “Padre"
Que inspira y empuja, que alienta y seduce, que sugiere y grita. Que no falte tu voz que habla sin palabras, que resuena muy dentro y muy fuera (a veces). Que no falte tu destello intuido en tantos otros brillos.
Que no falte tu Palabra que, cuando se escucha, nos despierta y nos pone en camino, hablando de prójimo, hermano, bienaventuranza. Que no falte tu fuerza que vuelve poderosa nuestra debilidad.
¿Alguna vez siento que Dios inspira decisiones, proyectos, palabras, en mi vida?
“Vosotros no habéis recibido un Espíritu que os haga esclavos, de nuevo bajo el temor, sino que habéis recigido un Espíritu que os hace hijos adoptivos y os permite clamar: “Abbá”, es decir: “Padre"
Que inspira y empuja, que alienta y seduce, que sugiere y grita. Que no falte tu voz que habla sin palabras, que resuena muy dentro y muy fuera (a veces). Que no falte tu destello intuido en tantos otros brillos.
Que no falte tu Palabra que, cuando se escucha, nos despierta y nos pone en camino, hablando de prójimo, hermano, bienaventuranza. Que no falte tu fuerza que vuelve poderosa nuestra debilidad.
¿Alguna vez siento que Dios inspira decisiones, proyectos, palabras, en mi vida?