Fuente: AICA
El papa Benedicto XVI envió una donación de 100 000 dólares a la Conferencia de Obispos Católicos del Japón para ayudar a las víctimas del terremoto y el tsunami que azotaron la isla el viernes 11 de marzo.
Monseñor Anthony Figueiredo, del Pontificio Consejo Cor Unum, encargado de las obras de caridad del Papa, señaló a Radio Vaticano que lo ocurrido en Japón es "una vasta tragedia" que se suma al tsunami de 2004 en Asia, el terremoto y las inundaciones en Pakistán y el devastador terremoto de Haití en enero de 2010.
"Obviamente se necesita ayuda material y concreta. El Santo Padre envió a través de este Pontificio Consejo la suma de 100.000 dólares a la Conferencia de Obispos japoneses porque esta es la forma más rápida en que los fondos pueden llegar a las diócesis más afectadas".
Reunión de emergencia de los obispos del Japón
Luego de agradecer al papa Benedicto XVI su contribución de 100 000 dólares para ayudar a los damnificados por la tragedia en Japón, los obispos anunciaron una reunión de emergencia para coordinar la respuesta de la Iglesia tras el terremoto y el tsunami.
El Obispo de Sendai, la zona más afectada por la catástrofe, monseñor Tetsuo Hiraga, señaló a la agencia vaticana Fides que los prelados de Japón “tenemos que asesorarnos sobre cómo actuar. Mientras tanto, confiamos en Dios y pedimos las oraciones de los cristianos de todo el mundo", indicó.
Sobre las labores actuales ante la emergencia, monseñor Figueiredo señaló a Radio Vaticano que este dicasterio trabaja de cerca con los obispos japoneses, la red de Caritas Internationalis y otras organizaciones de ayuda para determinar la mejor forma de responder a las necesidades de los habitantes de Japón.
"Lo que primero que tenemos que hacer es rezar para que estas personas tengan esperanza", señaló. Además, añadió, "los obispos son los primeros responsables por las obras de caridad en las diócesis y ellos conocen las necesidad de la gente".
Sobre la situación en Sendai, la zona más afectada por la tragedia, monseñor Hiraga señaló a Fides que "necesitamos la unidad y la buena voluntad de todos".
"Hemos recibido el mensaje del Santo Padre y le damos las gracias por sus palabras que inspiran coraje y esperanza. Hoy esta es nuestra misión específica: ayudar a la nación a levantar los ojos al cielo, y a mantener viva la llama de la esperanza", concluyó.
Monseñor Figuereido señaló también a Radio Vaticana que "con el tiempo, la tragedia con frecuencia se olvida. Esto es lo que pasó en Haití, así que la Iglesia quiere estar allí no solo en el corto plazo sino especialmente a largo plazo cuando las agencias seculares ya se han ido y no queda nadie para ayudar".
Nos aterra un posible desastre nuclear
Monseñor Hiraga manifestó que "estamos aterrados" ante la posibilidad de un desastre nuclear en la planta de Fukushima en donde se registró una tercera explosión.
En declaraciones a Radio Vaticana, el Prelado japonés dijo que "nosotros, viviendo en Sendai, no tenemos idea clara de la situación hasta ahora. Ustedes en otros países tienen más idea de la tragedia".
Sin electricidad desde el sábado y con los teléfonos restablecidos a partir de hoy, el Obispo explica que los habitantes de la zona no saben bien lo que ocurre en la planta nuclear de Fukushima, situada a poco más de 100 kilómetros de Sendai.
Esta planta está bajo vigilancia luego de una tercera explosión y un incendio ocurridos en el reactor 2.
Los expertos en energía atómica de Naciones Unidas y Estados Unidos buscan ayudar a los equipos japoneses para restablecer los sistemas de enfriamiento, dañados durante el terremoto, para detener así la posible fusión.
"Estamos aterrados. Solo tenemos los anuncios del gobierno y no tenemos otra fuente de información".
"No sabemos ni siquiera lo que ha sucedido en nuestras parroquias en las ciudades y villas junto a la costa. No tenemos manera de contactarlos. Solo espero que la gente de mi diócesis pueda estar junta y se mantenga fuerte para superar este desastre", concluyó.
El papa Benedicto XVI envió una donación de 100 000 dólares a la Conferencia de Obispos Católicos del Japón para ayudar a las víctimas del terremoto y el tsunami que azotaron la isla el viernes 11 de marzo.
Monseñor Anthony Figueiredo, del Pontificio Consejo Cor Unum, encargado de las obras de caridad del Papa, señaló a Radio Vaticano que lo ocurrido en Japón es "una vasta tragedia" que se suma al tsunami de 2004 en Asia, el terremoto y las inundaciones en Pakistán y el devastador terremoto de Haití en enero de 2010.
"Obviamente se necesita ayuda material y concreta. El Santo Padre envió a través de este Pontificio Consejo la suma de 100.000 dólares a la Conferencia de Obispos japoneses porque esta es la forma más rápida en que los fondos pueden llegar a las diócesis más afectadas".
Reunión de emergencia de los obispos del Japón
Luego de agradecer al papa Benedicto XVI su contribución de 100 000 dólares para ayudar a los damnificados por la tragedia en Japón, los obispos anunciaron una reunión de emergencia para coordinar la respuesta de la Iglesia tras el terremoto y el tsunami.
El Obispo de Sendai, la zona más afectada por la catástrofe, monseñor Tetsuo Hiraga, señaló a la agencia vaticana Fides que los prelados de Japón “tenemos que asesorarnos sobre cómo actuar. Mientras tanto, confiamos en Dios y pedimos las oraciones de los cristianos de todo el mundo", indicó.
Sobre las labores actuales ante la emergencia, monseñor Figueiredo señaló a Radio Vaticano que este dicasterio trabaja de cerca con los obispos japoneses, la red de Caritas Internationalis y otras organizaciones de ayuda para determinar la mejor forma de responder a las necesidades de los habitantes de Japón.
"Lo que primero que tenemos que hacer es rezar para que estas personas tengan esperanza", señaló. Además, añadió, "los obispos son los primeros responsables por las obras de caridad en las diócesis y ellos conocen las necesidad de la gente".
Sobre la situación en Sendai, la zona más afectada por la tragedia, monseñor Hiraga señaló a Fides que "necesitamos la unidad y la buena voluntad de todos".
"Hemos recibido el mensaje del Santo Padre y le damos las gracias por sus palabras que inspiran coraje y esperanza. Hoy esta es nuestra misión específica: ayudar a la nación a levantar los ojos al cielo, y a mantener viva la llama de la esperanza", concluyó.
Monseñor Figuereido señaló también a Radio Vaticana que "con el tiempo, la tragedia con frecuencia se olvida. Esto es lo que pasó en Haití, así que la Iglesia quiere estar allí no solo en el corto plazo sino especialmente a largo plazo cuando las agencias seculares ya se han ido y no queda nadie para ayudar".
Nos aterra un posible desastre nuclear
Monseñor Hiraga manifestó que "estamos aterrados" ante la posibilidad de un desastre nuclear en la planta de Fukushima en donde se registró una tercera explosión.
En declaraciones a Radio Vaticana, el Prelado japonés dijo que "nosotros, viviendo en Sendai, no tenemos idea clara de la situación hasta ahora. Ustedes en otros países tienen más idea de la tragedia".
Sin electricidad desde el sábado y con los teléfonos restablecidos a partir de hoy, el Obispo explica que los habitantes de la zona no saben bien lo que ocurre en la planta nuclear de Fukushima, situada a poco más de 100 kilómetros de Sendai.
Esta planta está bajo vigilancia luego de una tercera explosión y un incendio ocurridos en el reactor 2.
Los expertos en energía atómica de Naciones Unidas y Estados Unidos buscan ayudar a los equipos japoneses para restablecer los sistemas de enfriamiento, dañados durante el terremoto, para detener así la posible fusión.
"Estamos aterrados. Solo tenemos los anuncios del gobierno y no tenemos otra fuente de información".
"No sabemos ni siquiera lo que ha sucedido en nuestras parroquias en las ciudades y villas junto a la costa. No tenemos manera de contactarlos. Solo espero que la gente de mi diócesis pueda estar junta y se mantenga fuerte para superar este desastre", concluyó.